La Fiesta de la Ascensión celebra el evento en el que Jesús ascendió al cielo cuarenta días después de su resurrección, ante los ojos de sus discípulos. Esta fiesta se celebra tradicionalmente el Jueves de la Ascensión, pero en muchos lugares se traslada al domingo siguiente. La Ascensión marca el momento en que Jesús les dio a sus discípulos la Gran Comisión, encomendándoles la tarea de hacer discípulos de todas las naciones y prometiendo estar con ellos siempre, hasta el fin de los tiempos.
La Biblia nos proporciona relatos detallados sobre la Ascensión, como el que se encuentra en Hechos 1, 1-11, donde Jesús da instrucciones a sus discípulos antes de ascender al cielo.
La Ascensión de Jesús tiene importantes implicaciones teológicas y simbólicas. Indica su exaltación a la diestra de Dios y su inauguración como Rey del Universo. Además, prepara el camino para el envío del Espíritu Santo en Pentecostés, que capacitará a los discípulos para llevar a cabo la misión que Jesús les encomendó.
Después de la Ascensión, los discípulos continuaron predicando el Evangelio y estableciendo la Iglesia. La mayoría de ellos sufrieron martirio por su fe, con excepción de Juan, quien murió de muerte natural. Judas Iscariote, que traicionó a Jesús, se suicidó después de su traición.
En resumen, la Ascensión de Jesús es un evento crucial en la fe cristiana que marca su exaltación y el encargo a sus discípulos de continuar su obra en el mundo.
La celebración se traslada para el Domingo para que la afluencia de fieles sea mayor, con la autorización de las conferencias episcopales.