Este dos de febrero celebramos la presentación del Niño Jesús en el Templo, así mismo, a Nuestra Señora de Candelaria. Ambas fiestas están arraigadas en Guatemala. Las maneras de celebrar varían, pero el espíritu de celebración por Nuestra Señora y el Niño Jesús es el mismo.
No existen datos que determinen con exactitud el origen de la fiesta a la Virgen de Candelaria. Se cuenta que en el siglo X se apareció a dos pastores en Canarias, España. Una mujer con una vela en la mano y en la otra un niño sosteniendo una mariposa. Para esa época ya existían algunas fiestas en honor a la Virgen, conocida como fiestas de las luces, una transformación de una fiesta similar de oriente.
En Guatemala existen varias parroquias dedicadas a la advocación de Nuestra Señora de Candelaria. La más conocida en la Capital es la Parroquia del Centro Histórico que lleva el mismo nombre, misma que fue trasladada de la Antigua Guatemala en el siglo XVIII.
En Chiantla Huehuetenango existe otra Parroquia que su fiesta patronal es este dos de febrero. La bella talla es atribuida a Quirio Cataño, conserva características propias de una Vrigen del Rosario. Su principal característica es que su manto es repujado en plata, es por ello que se le conoce como “la virgen de plata”. La Parroquia tiene un techo lleno de formas y color.
En Guatemala se acostumbra dejar el nacimiento, elaborado para la época navideña, para que Nuestra Señora de Candelaria lo bendiga en su visita. Es tradición llevar a bendecir al Niño Dios, muchos devotos le ofrecen vestimenta nueva para el acto. Así mismo, es punto culminante de los tradicionales novenarios al Niño Dios. Quienes en el día de reyes encuentren la figurita del niños Dios en la rosca, debe completar el reto de dar un refrigerio a los demás.
Esta es la terminación de las festividades y época navideña, como preámbulo a la Cuaresma. Se le da paso a las actividades penitenciales.