En la mañana del jueves 18 de abril, el Papa Francisco recibió en el Vaticano a superiores y delegados de las Carmelitas Descalzas, quienes se habían reunido para reflexionar y revisar sus constituciones. Durante el encuentro, el Santo Padre mencionó que este momento era un "tiempo del Espíritu", en el cual las religiosas están llamadas a vivir como una ocasión de oración y discernimiento. Les instó a permanecer abiertas a la inspiración del Espíritu Santo y a buscar nuevos lenguajes, caminos e instrumentos que impulsen con mayor entusiasmo la vida contemplativa que el Señor les ha llamado a abrazar.
El Papa Francisco ha destacado la importancia de que las constituciones de los institutos de vida consagrada permanezcan abiertas a las sugerencias del Espíritu Santo, a la perenne novedad del Evangelio y a los signos que el Señor nos muestra a través de la vida y los desafíos humanos. Así lo expresó durante un encuentro con superiores y delegados de las Carmelitas Descalzas en el Vaticano.
En este sentido, el Pontífice subrayó que la memoria histórica también debe estar receptiva a las inspiraciones del Espíritu Santo, a la constante renovación del Evangelio y a los signos que el Señor nos presenta en la vida y los desafíos cotidianos, lo que contribuye a preservar el carisma de las comunidades religiosas.
El Papa explicó que esta reflexión es aplicable a todos los institutos de vida consagrada, pero resaltó que las claustrales experimentan esta tensión de manera particular, al vivir la separación del mundo y la inmersión en él.
En un mensaje reciente, se destacó que no se busca un consuelo espiritual distante o una oración desvinculada de la realidad. Más bien, se enfatizó la importancia de permitirse ser transformado por el amor de Cristo, buscando una unión con Él que impregne toda la vida y se manifieste en cada acción diaria.
Se subrayó que la vida contemplativa no se limita a un estado de pasividad espiritual que desvía de las responsabilidades diarias. Al contrario, ofrece una fuente constante de iluminación interior para el discernimiento.
En relación con la revisión de las Constituciones y los desafíos específicos que enfrentan los monasterios y la vida comunitaria, se indicó que la luz orientadora es la esperanza en el Evangelio.
El Papa Francisco destacó que la esperanza del Evangelio se diferencia de las ilusiones basadas en cálculos humanos. Esta esperanza implica confiarse a Dios, interpretar los signos que Él nos muestra para discernir el futuro y estar dispuestos a tomar decisiones audaces y arriesgadas, incluso cuando no se ve claramente la meta a la que nos conducen.
En sus palabras, el Papa advirtió sobre la tentación de depender únicamente de estrategias humanas y defensivas al enfrentar desafíos como la preservación o el abandono de un monasterio, las formas de vida comunitaria o las vocaciones. Estas estrategias defensivas, según el Pontífice, reflejan un retorno nostálgico al pasado que no resulta efectivo.
El Papa Francisco enfatizó que la esperanza evangélica nos permite apreciar la historia vivida hasta el momento pero también nos capacita para mirar hacia el futuro con las raíces que hemos heredado. Conservar el carisma y mantener la ilusión de avanzar son elementos clave que realmente funcionan en este camino de esperanza.