La doctrina sobre el matrimonio no cambia: nota aclaratoria

Escrito el 04/01/2024
Pablo Ambrosio


La Declaración "Fiducia supplicans" respecto a la doctrina católica sobre el matrimonio y la sexualidad. Se reconoce la necesidad de reflexión pastoral, pero se destaca que las manifestaciones de algunas conferencias episcopales no constituyen una oposición doctrinal. El documento se presenta como claro y clásico en su postura sobre el matrimonio, rechazando ritos litúrgicos que puedan causar confusión. Se enfatiza la firmeza de la Iglesia en su doctrina tradicional y la prohibición de bendiciones a uniones del mismo sexo. El análisis concluye que no hay espacio para oposición doctrinal y se descarta considerar la Declaración como herética o contraria a la Tradición.


Cada Obispo local, por su función propia, tiene desde siempre la potestad del discernimiento in loco, en ese lugar tan concreto que él conoce más que otros porque es su rebaño. La prudencia y la atención al contexto eclesial y a la cultura local podrían admitir diversos modos de aplicación, pero no una negación total o definitiva de este paso que se está proponiendo a los sacerdotes.

En cuanto a la recepción práctica de la Declaración "Fiducia supplicans", algunos obispos se centran en el aspecto práctico relacionado con las posibles bendiciones a parejas irregulares. El documento sugiere breves y simples bendiciones pastorales, no litúrgicas ni ritualizadas, para parejas irregulares, aclarando que estas bendiciones no aprueban ni justifican la situación de dichas personas.

La aplicación práctica de documentos como "Fiducia supplicans" puede variar en el tiempo y contexto local, según el discernimiento de cada obispo diocesano. Algunos obispos permiten que los sacerdotes realicen estas bendiciones en privado, y se destaca la importancia de expresar cualquier discernimiento dentro del marco de respeto hacia un texto aprobado por el Sumo Pontífice.

Cada obispo tiene la autoridad para discernir la aplicación en su diócesis, considerando la prudencia y la atención al contexto eclesial y cultural. Se sugiere que puede haber diferentes formas de aplicación, pero se desaconseja una negación total o definitiva de la propuesta a los sacerdotes.


En relación con la situación de algunas Conferencias episcopales, se destaca la necesidad de comprender el contexto específico de varios países. En algunos lugares, existen fuertes aspectos culturales y legales que requieren estrategias pastorales a largo plazo más allá de soluciones inmediatas.

Se señala que en países donde la legislación penaliza la declaración abierta de la homosexualidad con penas que incluyen la cárcel, torturas e incluso la muerte, se considera imprudente otorgar bendiciones. Los obispos expresan su preocupación por no exponer a personas homosexuales a la violencia. Aunque estas Conferencias episcopales no sostienen una doctrina diferente a la Declaración aprobada por el Papa, reconocen la necesidad de un estudio y discernimiento para actuar con prudencia pastoral en ese contexto.

Se subraya que muchos países condenan, prohíben y criminalizan la homosexualidad, lo que implica una tarea pastoral a largo plazo. Esta labor incluye la formación, la defensa de la dignidad humana, la enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia y la implementación de diversas estrategias que requieren tiempo y paciencia, más allá de consideraciones sobre las bendiciones.


La verdadera novedad de la Declaración "Fiducia supplicans" radica en la invitación a distinguir entre dos formas de bendiciones: "litúrgicas o ritualizadas" y "espontáneas o pastorales". La Declaración busca enriquecer la comprensión clásica de las bendiciones, según una reflexión teológica basada en la visión pastoral del Papa Francisco, representando un desarrollo en el Magisterio de la Iglesia.

La Declaración destaca la valoración positiva de la "pastoral popular" en los textos del Papa Francisco, invitando a apreciar la fe sencilla del Pueblo de Dios. Más allá de la polémica sobre las bendiciones a parejas irregulares, el texto busca un esfuerzo de reflexión serena y pastoral, instando a un crecimiento en la convicción de que las bendiciones no ritualizadas no consagran ni justifican acciones, sino que son gestos de cercanía pastoral para promover la apertura a Dios en diversas situaciones. Aunque algunos obispos puedan optar por no dar estas bendiciones por el momento, se destaca la necesidad de crecer en la comprensión de las bendiciones pastorales según la propuesta del Papa.


Las "bendiciones pastorales" son breves y no ritualizadas, distinguiéndose claramente de las bendiciones litúrgicas. Se enfocan en pedir al Señor paz, salud y otros bienes para las personas que las solicitan, así como vivir en fidelidad al Evangelio. Estas bendiciones son muy cortas, sin ritual ni bendicional, y no buscan justificar lo moralmente inaceptable. Son respuestas pastorales a personas que piden la ayuda de Dios, sin exigir condiciones ni indagar en la vida íntima de los solicitantes.

Se presenta un ejemplo concreto de una pareja en situación difícil durante una peregrinación, donde el sacerdote podría decir una breve oración pidiendo salud, trabajo, paz y liberación de lo contrario al Evangelio. La Declaración subraya que estas bendiciones no deben realizarse al mismo tiempo que ritos civiles de unión, ni deben asemejarse a un rito litúrgico, evitando confusiones.

Cada obispo en su diócesis tiene la autoridad para habilitar estas bendiciones pastorales, siguiendo las recomendaciones de prudencia y cuidado, pero sin la autorización de proponer o habilitar bendiciones que se asemejen a ritos litúrgicos.


En algunos lugares, puede ser necesario llevar a cabo una catequesis para clarificar que las bendiciones pastorales no constituyen una aprobación ni una absolución de la vida de quienes las solicitan. Estos gestos no son sacramentos ni ritos formales, sino expresiones simples de cercanía pastoral que carecen de las mismas exigencias. Se destaca la importancia de comprender que si un sacerdote otorga estas bendiciones, no implica herejía, ni ratifica ni niega la doctrina católica.

Con información de Vatican News