En la primera audiencia general del año 2024, el Papa Francisco continuó su serie de catequesis sobre "los vicios y las virtudes". En esta ocasión, abordó la lucha espiritual del cristiano, destacando su importancia para superar la confusión ética en la cultura contemporánea. Señaló que esta batalla espiritual, lejos de ser pacífica, es un constante desafío que exige un compromiso continuo.
Ante miles de peregrinos en el Aula Pablo VI, el Santo Padre recordó que la vida espiritual del cristiano no es exenta de desafíos, sino que implica un combate constante. Hizo hincapié en el simbolismo de la unción catecumenal en el sacramento del bautismo, indicando que su ausencia de perfume representa la realidad de que la vida es una lucha.
El Papa Francisco advirtió sobre el peligro de auto absolución, destacando que aquellos que se consideran siempre "bien" y "en lo correcto" corren el riesgo de vivir en la oscuridad espiritual, sin distinguir entre el bien y el mal. En este contexto, instó a todos a reconocerse como pecadores, necesitados de conversión, y a confiar en la infinita misericordia de Dios.
En sus reflexiones, el Pontífice hizo referencia a las enseñanzas de Jesús, particularmente al episodio del bautismo en el río Jordán y a la tentación en el desierto. Destacó la solidaridad de Jesús con la naturaleza humana al enfrentar y superar las tentaciones, convirtiéndose en un ejemplo para los discípulos en su propia lucha contra las adversidades de la vida.
Concluyó invitando a reflexionar sobre los vicios y las virtudes, subrayando que esta introspección ayuda a superar la confusión ética en una cultura nihilista. Además, recordó la capacidad única del ser humano para trascenderse a sí mismo, abrirse a Dios y aspirar a la santidad en medio de las luchas cotidianas.
Con información de Vatican News
