En respuesta a los devastadores sismos de magnitud 7,6 en la escala de Richter que golpearon la costa occidental de Japón el 1 de enero, el Papa Francisco expresó su solidaridad y apoyo a aquellos que están sufriendo y han perdido seres queridos. La tragedia resultó en la destrucción de aproximadamente cien edificios, numerosos incendios y hasta ahora se han confirmado 48 víctimas mortales.
El Sumo Pontífice recibió con pesar la noticia de la pérdida de vidas humanas y los estragos causados por el terremoto en la región de Ishikawa. En un gesto de cercanía espiritual, aseguró su solidaridad con todos los afectados y dedicó sus oraciones especialmente a los fallecidos, a aquellos que lloran sus pérdidas y a los esfuerzos de rescate para encontrar a los desaparecidos.
El líder de la Iglesia Católica concluyó su mensaje ofreciendo palabras de aliento a las autoridades civiles y a los equipos de emergencia que están brindando asistencia a las víctimas de esta tragedia. Invocó fervientemente las bendiciones de consuelo y fortaleza de Dios para todos los afectados.
Mientras tanto, las operaciones de ayuda están en pleno desarrollo en las zonas afectadas. Después de los temblores principales, más de 1.000 militares y varios equipos de rescate fueron desplegados en la región alrededor del epicentro en Ishikawa. El primer ministro, Fumio Kishida, subrayó la magnitud de los daños causados por el sismo. Aunque las agencias reguladoras nucleares aseguraron que las centrales en la región afectada operan con normalidad, miles de personas han tenido que abandonar sus hogares, las comunicaciones telefónicas e internet están interrumpidas, y se ha suspendido parcialmente el tráfico ferroviario y por carretera.
Con información de Vatican News
