Predicciones para el año nuevo

Escrito el 01/01/2024
Alberto Salazar


Por estos días aparecen una gran cantidad de predicciones y horóscopos con los que los “videntes” - por cierto, más falsos que un billete de a tres pretenden decirnos qué ocurrirá en el año que viene. Como “de ver dan ganas”, decían las abuelitas, hoy quiero compartir con ustedes algunas “predicciones”; pero basadas en una fuente sólida como lo es la Sagrada Escritura: Esto dice el libro del Deuteronomio en el capítulo 11, versículos del 10 al 21 a lo que agrego unos breves comentarios:

“Porque la tierra que van a poseer no es como el país de Egipto de donde salieron, en el cual después de haber sembrado había que regar a fuerza de brazos, como en las huertas, sino que es tierra de montes y valles, que bebe el agua de la lluvia del cielo. Como en el año que recién finaliza y en los anteriores, viviremos toda clase de experiencias; los montes son lugares de cercanía con Dios y de alegría: El Horeb, El Sinaí, El Tabor, entre otros; hemos vivido y vamos a vivir momentos felices y gozosos, seguramente; y los valles son lugares de batalla como el Valle del Terebinto; esto quiere decir que tendremos también momentos de dicha y de lucha; pero lo maravilloso es que; “De esta tierra cuida Yahvé, tu Dios, y sus ojos están constantemente puestos en ella, desde que comienza el año hasta que termina.” Y qué puede haber más consolador que saber que Dios está atento y vigilante en todos los momentos de nuestra vida.

El Señor nos hace una oferta: “Si obedeces puntualmente los mandamientos que te entrego hoy, si amas a Yahvé, tu Dios, y me sirves con todo tu corazón y toda tu alma, yo daré a tus tierras la lluvia a su tiempo, en otoño y en primavera, y podrás cosechar tu trigo, tu vino y tu aceite. Tu campo te dará hierba para tu ganado y comerás hasta saciarte”. Si somos fieles a Él tendremos la lluvia “el chicáj tatá, como se dice en los idiomas ancestrales: chicáj es el cielo y tatá es Dios, o sea la bendición que Dios manda desde el cielo y podremos tener lo esencial: el trigo de donde viene el alimento básico “el pan” que por cierto escogió Jesús para quedarse entre nosotros; el vino de la alegría y el aceite de la Unción del Espíritu Santo. Y también una advertencia: “Pero no te dejes seducir. No sea que ustedes sirvan a dioses extraños y se postren ante ellos, pues la ira de Yahvé se encendería contra ustedes. Cerraría los cielos y no habría más lluvia; la tierra no daría sus frutos y pronto desaparecerías en esta espléndida tierra que Yahvé te da”. Hoy día también hay “dioses mentirosos” ante los que el mundo está arrodillado y busca en ellos su felicidad… El Tener, El Poder y El Placer, que al final no satisfacen nuestras aspiraciones…Si en ellos buscamos la felicidad, no culpemos después a Dios, si no la encontramos.

Este debe ser nuestra misión y nuestro legado: “Pon estas palabras mías en tu corazón y en tu alma, que sean para ti como una señal ligada a tu mano, un signo puesto en medio de tu frente. Enséñaselas a tus hijos. Habla de ellas, sea que estés sentado en tu casa o que vayas de viaje, cuando te acuestas o cuando te levantas; las grabarás en tus puertas y a la entrada de tus ciudades. Entonces tus días y los de tus hijos se prolongarán en la tierra que Yavé juró dar a tus padres, y permanecerás en ella mientras permanezca el cielo sobre la tierra.

 



Con mis mejores deseos por un venturoso año 2024.

Su hermano y servidor en Cristo: Alberto Salazar Predicador católico RCC Guatemala.