Semana Santa en Guatemala

Escrito el 26/03/2024
Prof. Juan Alberto Sandoval Aldana


Para el orbe cristiano, el ciclo pascual constituye la celebración de mayor importancia durante el año litúrgico.  

En el tiempo de preparación que lo antecede, la Cuaresma, los guatemaltecos hemos creado y sostenido numerosas costumbres piadosas que contribuyen a la elevación del espíritu y a la penitencia pública y privada a las que la Iglesia nos convoca en este tiempo extraordinario.  De esta forma, por la interacción de los diversos pueblos que han cohabitado en nuestro suelo, han surgido tradiciones que se constituyen en las claves de identidad del guatemalteco contemporáneo que como pocos, expresa su sentir colectivo en las conmemoraciones  de la Pasión, muerte y resurrección de Cristo, de una forma tan propia, como la flor del corozo, las marchas fúnebres y las alfombras de serrín, los rezos piadoso y los ejercicios religiosos espirituales ancestrales.       

En este sentido no puede dejar de mencionarse la profunda espiritualidad y la producción cultural que la caracteriza. Guatemala, más que cultural es también religiosa. Expresa un sentido intenso de sacralidad en todas sus manifestaciones cotidianas lo que nos define colectivamente como pueblo y nos hace excepcionales ante el mundo, capaces de elaborar las expresiones culturales más bellas y originales como fuente de identidad social, así como profundas reflexiones que nos permiten vivir espiritualmente las celebraciones de esta temporada.    

La naturaleza aporta lo propio. La estación seca o primaveral del año provee matices excepcionales, las flores de la época, las frutas de la temporada, el clima caluroso en el día y las tibias noches cuaresmales de luna llena dan el marco apropiado para las celebraciones. 


Los templos cambian su solemnidad que se incrementa por la severidad del culto penitencial y los colores de los ornamentos, las jornadas de oración y adoración a Dios marcan el pulsar de la vida de los guatemaltecos en estos tiempos especiales y extraordinarios cuyo gran epílogo es la celebración de la resurrección de Cristo: La Pascua florida.       

Los periodos de preparación para la Pascua fueron consolidándose hasta llegar a constituir la realidad litúrgica que hoy se conoce como Cuaresma, nombre que recibe por durar cuarenta días, influyendo en ella la disciplina, la mortificación y la oración.