Plegaria al Nazareno de la Merced



Doloroso Nazareno de la faz entristecida, que caminas por las calles de esta tierra bendecida.

Viernes Santo en la mañana, bajo el sol abrazador, con los fieles cucuruchos, bajo amadas jacarandas que pasean su ropaje, portadores de tus andas, inflamados en el alma de su místico fervor

Oye, escucha la plegaria que nos brota desde el alma, hace tiempo que perdimos nuestra paz y nuestra calma, e imploramos que nos mires con los ojos compasivos.

Te rogamos por los muertos, te rogamos por los vivos, que van formando valla al frente de tu hermosa procesión.

Muchas almas se extraviaron del camino que seguían las ovejas descarriadas no advirtieron que huían de la senda que guiaba al lugar de salvación, no subieron la montaña y bajaron a los valles mas de pronto resonaron alaridos, gritos y ayes, y se dieron pronto muestra de su audaz obsesión.

Cuando vieron que erraban al seguir este camino, porque en todos los rosales florecía algún espino, regresaron abatidos hacia el punto de partida y contritos emprendieron la ascensión de la colina, y al contacto de la luz que en lo alto ilumina, se encontraron de repente en las puertas de la vida.

Doloroso Nazareno, siembra y riega bendiciones para el pueblo que a ti eleva sus plegarias y oraciones.  Viernes Santo en la mañana, bajo el sol abrazador, y en las calles de mi tierra va siguiendo tu jornada, implorando lo bendiga de tus ojos la mirada que es perenne fuente viva de dulzura y de amor.

Dulce imagen Nazarena plena y llena de ternura, de expresión indefinible de dolor y de amargura, que derramas tus miradas en el torrente de perdón, no desoigas la plegaria de nosotros, que, aunque esquivez te rogamos por los muertos, te rogamos por los vivos que han formados vallas al frente de tu hermosa procesión.

 

Guatemala, abril 23/1951.

Autor: Víctor Alvarez (Q.E.P.D.)